martes, 22 de septiembre de 2009

En el Día del Maestro .
Para Élida J. Tuana.

Había terminado el escrito. Me acerqué a la profesora. Le entregué las hojas y se lo dije. Ella me miró perpleja, casi molesta.
“.- Vaya y plantéeselo a la directora.- ", me respondió.
A gatas me había animado a hablar con ella - profesora del año - y ya me había puesto colorada.
Con dieciséis años y recién llegada a la capital, no sabía cómo dirigirme a alguien tan importante como la directora. Solamente el pensarlo,desataba mi incontrolable rojez, que no era rubor.
Si me traspiraban las manos, las axilas; si me temblaba el cuerpo, nunca llegué a saberlo. Para mí sólo existía ese fuego delator que escapaba a mi control. Me dominaba burlón, siempre ganador.

Lo imperativo del planteo me llevó hasta el lugar indicado. Solamente la urgencia logró que actuara. Sin saber con la voz prestada de quién, pedí permiso y entré al despacho de la directora. Ella no levantó la vista de sus papeles. Me preguntó qué quería. Sentí que la cabeza me iba a explotar, indoloramente. Obedecí, exponiendo mi solicitud. Hablé con la misma voz que no reconocía mía y a un ritmo mucho más acelerado. Me apuraba intentando concluir antes que ella levantara la vista.
Para que no me viera. Roja, incendiada. No lo logré.
Me miró y habló, con su voz vibrátil. La oí como si me hablara desde muy lejos y muy alto, aunque estuviera sentada y fuera baja de estatura en la realidad. Sentí que ella sólo veía mi desenfrenada cara roja , no a mí toda. Sacudiendo la cabeza rítmica y pausadamente, como con desconsuelo me dijo:
.-“No puedes seguir pensando solamente en Colonia”.-



Yo terminaba de decirle que renunciaba a mi segura condición de aprobada, sin oral y pedía se me incluyera en la lista de los menos agraciados sí o sí a oral. Porque por ellos empezaría la corrección de escritos y a las dos de la tarde comenzarían los orales. Según mis cálculos, con la C de mi apellido estaría pronta antes de las cuatro y media de la tarde. No importaba con qué nota sino a qué hora. Es que era viernes y a las cuatro y media saldría la última Onda para Colonia.

2 comentarios:

  1. Edelma lindo homenaje y recuerdos muy buenos
    ¡Sote por la foto!
    Abrazo

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  2. Me encantó lo de tu "rojez", cara incendiada, fuego delator...sumamente descriptivo! La Onda también me evocó muy gratos recuerdos.

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Dulce tu comentario , Stella. Comparto la celebración por el reencuentro en esta nueva sintonía de las letras y el escribir.