sábado, 19 de septiembre de 2009


Achicando
el frío gris
montevideano.

Si bien hasta ahora el invierno no ha apretado mucho, otra vez aparece el proyecto acuciante de acortarlo. No es solamente zafar del frío lo que me moviliza. Mi necesidad impostergable de autoengaño tiene que ver más con la liviandad de ropa y libertad de cuerpo que me lleva casi de la mano a sumergirme en agua de mar.

Y cómo no añorar el verano, si ya nomás con recordarlo siento como real la sensación de mi cuerpo en el agua, envolvente y protectora. Flotar, flexionando las piernas y apenas aleteando brazos, significa una entrega total. Ahora evoco el gusto y olor a mar; enseguida segrego saliva. Cuánta ausencia siento en junio del verano, de meterme en el mar. Otros inviernos ya supieron de mi ingenio para esquivarlos, aunque fuera un poquito.

Y ahora me deleito planeando y saboreando, el “como si” fuera verano del 2009. Pocos días, no importa. Pasearé por ese lugar de aquí cerquita, sintiendo como otras veces, que soy Silvana Mangano en “Muerte en Venecia” mientras camine por los ampulosos corredores y ricos salones del viejo Hotel. Admiraré sus vitrales y esculturas, intentando desentrañar los escondidos mensajes que desde la alquimia pretenden dar. Éste será el entorno que amorosa y armoniosamente acompañará mi primordial propósito: sumergirme en agua salada en invierno y frente al mismísimo mar!

1 comentario:

  1. La imagen ciertamente achica el frío!!Y ahora esperemos q disfrutes los días cálidos q llegarán !Cuando vayas de nuevo al Hotel,(en verano), visitame q estoy cerca!"Flotar...entrega total." me encantó la imagen

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Dulce tu comentario , Stella. Comparto la celebración por el reencuentro en esta nueva sintonía de las letras y el escribir.